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Jacobo Grinberg: Interacción entre el espacio y cerebro.

En primer lugar, todo lo que existe es el espacio en diferentes niveles o grados de organización. El espacio es la base y el fundamento de todo y, al mismo tiempo, es uno. En segundo lugar, si tenemos una profunda comprensión de las características del espacio, comprenderemos en su esencia la experiencia, el tiempo y la materia. Comprender y sentir lo que es el tiempo supone poseer la sabiduría. Puesto que el espacio subyace a la comprensión del tiempo, estimo que la comprensión del espacio es pues la llave de la sabiduría.

Los análisis de Ouspensky indican que el espacio es diferente para cualquiera que disponga de la capacidad de verlo desde una mayor cantidad de dimensiones. Por consiguiente, nosotros, como seres tridimensionales, somos capaces de percibir y de concebir el espacio como si tuviera tres dimensiones. Una entidad tetradimensional incluiría nuestro espacio en una sección de su universo y percibiría el tiempo como una dimensión espacial.

De esta forma, un universo tetradimensional incluiría pasado, presente y futuro como un todo unificado. En capítulos posteriores veremos cómo la expansión de la duración del presente podría transformarnos en seres tetradimensionales. Un ejemplo que puede ayudarnos a comprender esta concepción del espacio es imaginar un ser bidimensional tal y como sería percibido desde nuestra perspectiva tridimensional. Este ser hipotético (aunque Ouspensky no lo considera como tal, ya que identifica a algunos seres como entidades con percepción bidimensional) percibiría las líneas y las superficies, pero no los volúmenes. 

Al vivir en un plano, no comprendería que todo lo que atraviesa su plano forma parte de un universo mucho más unificado. Si una mano se apoyara en su plano fenomenológico, él vería la mano como cinco círculos independientes y no podría imaginar que esos cinco círculos pudieran unirse en el universo tridimensional para formar una mano.

De forma análoga, nosotros no vemos la unidad del mundo tetradimensional y no somos capaces de percibir el origen común de entidades que nosotros vemos como independientes. Nuestro presente es un corte transversal de un espacio tetradimensional, del mismo modo que el plano sobre el que descansaban los dedos era una sección de un espacio tridimensional.

El espacio contiene a la materia en todos y cada uno de sus puntos. La prueba de esto la podemos encontrar en nuestra capacidad de ver. Vemos el espacio y el espacio es el que contiene a la materia. Analicemos este punto mediante un ejemplo. Miro por la ventana y afuera hay un árbol. Puedo distinguir el árbol del espacio que le contiene y la diferencia entre ambos reside en el hecho de que el espacio no es nada y el árbol es algo. Sin embargo, ¿qué es lo que veo realmente? Veo el espacio que contiene al árbol. Mi retina no es capaz de tocar las hojas, las ramas, el tronco del árbol. Y es una pequeña área, una zona que tiene el tamaño de mi retina, la que transforma el espacio en señales nerviosas. Por consiguiente, el espacio sólo es transparente en mi construcción de la distancia que me separa del objeto. Es decir, veo normalmente la intersección del espacio con mi retina. Ahí se encuentra la información que me hace percibir el espacio como si fuera transparente, la información sobre la distancia que me separa del árbol y la información sobre el propio árbol.

Si lo que vemos es el espacio, y si cada uno de sus puntos posee información sobre los objetos contenidos en ese espacio, podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo son contenidos esos objetos? A decir verdad, uno de los campos de la física, la holografía óptica, ya ha dado parte de la respuesta. Gracias a la técnica holográfica se ha descubierto que la información visual sobre un objeto está contenida en relación con la magnitud y fase de las ondas electromagnéticas reflejadas.

Cada punto del espacio que rodea al objeto contiene, entre otras cosas, esta información. Entonces es posible ver al objeto desde cualquier punto del espacio. Pero hay que repetir que lo que percibimos es el espacio que contiene la información, o más bien, una transformación muy compleja de esa información que es llevada a cabo en la retina y en el resto del sistema visual, como veremos a lo largo de este libro.

Volviendo al espacio, podemos decir que es información organizada en cada uno de sus puntos. También es un entramado de energía cuyos puntos están interconectados y del que sólo podemos decodificar porciones limitadas y aisladas. Nuestra falta de capacidad para ver todos los puntos del espacio simultáneamente se debe tanto a la falta de un mecanismo como de un aprendizaje. ¿Cuál de los dos es más importante? No lo sé.

Algunos dicen que el mecanismo existe y que todo lo que necesitamos es el entrenamiento adecuado para ponerlo en marcha. Sea como sea, lo cierto es que, aunque nuestra capacidad perceptual es extraordinaria, sólo nos permite decodificar el área minúscula que intersecta con nuestras retinas.

Pero incluso de esta manera, no obtenemos ni decodificamos toda la información contenida en esa área debido a la incapacidad de nuestros receptores de responder a longitudes de onda cuyos valores exceden un rango relativamente pequeño. No vemos las ondas de radio, ni los rayos cósmicos, ni las radiaciones infrarrojas ni ultravioletas.

La materia es la forma de organización del espacio que el cerebro de los seres humanos, y de otros animales, pueden decodificar y reducir a un algoritmo neuronal, mientras que la transparencia y la ausencia de materialidad son espacio organizado de una complejidad tal que somos incapaces de decodificar.

De aquí podemos establecer que la diferencia entre el espacio y la materia es un producto de la actividad neuronal. En realidad, el espacio y la materia son parte de un continuo que cambia en organización y en complejidad. Vemos un objeto material cuando estamos en contacto con las zonas del continuo espacio-materia que podemos organizar y vemos espacio transparente cuando no podemos descubrir ni decodificar un tipo de organización de la energía que sobrepasa nuestra capacidad.

Por consiguiente, organización, decodificación y algoritmo son conceptos que se definen mutuamente. La complejidad de una organización se mide por el número de elementos que forman parte de ella, por sus interacciones y por la complejidad del algoritmo preciso para representarla.

El cerebro intersecta información espacial y transforma su organización en un algoritmo o en una serie de ellos. Los objetos materiales se pueden algoritmizar más fácilmente que el espacio, razón por la que aparecen como entidades sólidas y concretas, mientras que el espacio es transparente y sutil. 

Las operaciones algorítmicas que realiza nuestro cerebro comienzan con la activación de los receptores retinianos y finalizan con la activación de códigos neuronales altamente convergentes en estructuras polimodales que representan la organización del continuo espacio-materia en lenguaje cerebral.

Probablemente, los seres humanos que vivieron en nuestro planeta hace millones de años veían como espacio transparente algunas de las cosas que nosotros hemos llegado a percibir como objetos materiales. A la inversa, es posible que en alguna etapa futura los hombres vean objetos materiales y sólidos donde ahora no vemos más que espacio transparente.

Parece, pues, que la percepción del espacio y la imagen de los objetos materiales se modifican con el aprendizaje. Si un objeto material es espacio organizado, el aprendizaje consiste en una capacidad incrementada para detectar esa organización especifica. De hecho, los objetos que vemos son materializaciones cerebrales del espacio.

El espacio visto como organización de la energía puede ser estudiado, como estamos haciendo aquí, desde el punto de vista de la fenomenología y funcionamiento de la percepción. Las características de esa organización son las siguientes:

  1.  La organización del espacio es variable.
  2. El espacio y la materia son un continuo.
  3. Para nosotros, los objetos materiales son un extremo de la organización del espacio.
  4. El cerebro es el que crea la transparencia del espacio y la solidez de los objetos materiales.
  5. La organización del espacio es el modo en que está contenida la información en cada una de sus partes.
  6. Todo el espacio es afectado por el cambio de cualquiera de sus partes.
  7. No hay espacio vacío.

Si cada parte del espacio contiene información sobre el resto del mismo y sólo podemos decodificar y percibir una parte, ¿qué pasaría si tuviéramos visión simultanea de varias porciones? Con bastante certeza, el espacio cambiaría frente a nosotros. La visión simultánea de porciones organizadas de ese espacio nos otorgaría una capacidad maravillosa. Podríamos ver con claridad las influencias directas de  un acontecimiento sobre los demás. De hecho, podemos detectar algunas de esas influencias, pero de una forma muy restringida. Lo hacemos con sólo una de las porciones del espacio.

Si sabemos la cantidad de información contenida en cada porción del espacio, podemos predecir que un incremento en la capacidad para decodificarla supondrá la expansión de las capacidades cognitivas y perceptuales del hombre de forma extraordinaria. El cerebro esta organizado en forma de complejos entramados neuronales que han alcanzado su estado actual de desarrollo tras millones de años de evolución.

Todos sus elementos están calculados para decodificar y analizar el espacio precisamente del modo en que lo hace. Es posible considerar la organización del cerebro como un reflejo o incluso como una materialización lógica del espacio. Esta consideración encaja con el modo en el que ha evolucionado el cerebro.

Información extraída del Libro la creación de la experiencia, el libro es gracias a muchas mas personas de las que se puede mencionar, por las ideas que han proporcionado. El doctor Jacobo Grinberg expresa su gratitud especialmente a Alberto Guevara-Rojas, Héctor Brust Carmona, E. Roy John, Karl Pribram, John Legion Cooke, Gerardo Bueno Zirión, Joana Ornelas, Andrea Gold, Jenny Lewis y Diego Rapoport.

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Jacobo Grinberg

NEUROFISIÓLOGO Y PSICÓLOGO

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El Sonido más la Estimulación Corporal Eléctrica podrían tratar el dolor crónico.

Un equipo dirigido por la Universidad de Minnesota Twin Cities descubrió que la estimulación eléctrica del cuerpo combinada con el sonido activa la corteza somatosensorial o «táctil» del cerebro, lo que aumenta el potencial para usar la técnica para tratar el dolor crónico y otros trastornos sensoriales. Los investigadores probaron la técnica no invasiva en animales y están planeando ensayos clínicos en humanos en un futuro próximo.

El artículo se publica en el Journal of Neural Engineering , una revista científica revisada por pares de gran prestigio para el campo interdisciplinario de la ingeniería neuronal. Durante los experimentos, los investigadores reprodujeron sonido de banda ancha mientras estimulaban eléctricamente diferentes partes del cuerpo en conejillos de indias. Descubrieron que la combinación de las dos neuronas activadas en la corteza somatosensorial del cerebro, que es responsable de las sensaciones de tacto y dolor en todo el cuerpo.

Más seguro y accesible que los fármacos

Si bien los investigadores utilizaron la estimulación con agujas en sus experimentos, se podrían lograr resultados similares utilizando dispositivos de estimulación eléctrica, como las unidades de estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), que están ampliamente disponibles para que cualquiera las compre en farmacias y tiendas. Los investigadores esperan que sus hallazgos conduzcan a un tratamiento para el dolor crónico que sea más seguro y accesible que los enfoques farmacológicos.

“El dolor crónico es un gran problema para muchas personas y, para la mayoría, no es lo suficientemente tratable”, dijo Cory Gloeckner, autor principal del artículo, un Ph.D. de 2017. ex alumno del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Minnesota Twin Cities, y profesor asistente en la Universidad John Carroll. “En este momento, una de las formas en que tratamos de tratar el dolor son los opioides, y todos sabemos que eso no funciona bien para muchas personas. Esta, por otro lado, es una aplicación sencilla y no invasiva. No es un dispositivo médico costoso que debe comprar para tratar su dolor. Es algo que creemos que estaría disponible para casi cualquier persona debido a su bajo costo y simplicidad”.

Los investigadores planean continuar investigando este enfoque «multimodal» para tratar diferentes afecciones neurológicas, integrando potencialmente la musicoterapia en el futuro para ver cómo pueden modificar aún más la corteza somatosensorial.

«Mucha gente ha estado usando acupuntura o estimulación eléctrica, no invasiva o invasiva, para tratar de alterar la actividad cerebral para el dolor», dijo Hubert Lim, autor principal del artículo y profesor en el Departamento de Ciudades Gemelas de la Universidad de Minnesota. Ingeniería Biomédica y Departamento de Otorrinolaringología. “Nuestra investigación muestra que cuando combinas esto con sonido, el cerebro se ilumina aún más”.

Lim dijo que esto abre un campo completamente nuevo en el uso de esta estimulación bimodal y multimodal para el tratamiento de enfermedades.

«Es extraño pensar en usar el sonido para tratar el dolor, pero si piensas en lo que están haciendo institutos como el Centro para la Espiritualidad y la Curación de la Universidad de Minnesota o el Centro Nacional para la Salud Integrativa y Complementaria de los NIH, están considerando la musicoterapia y combinando otras modalidades con los métodos tradicionales para poder mejorar la curación de este tipo de condiciones”, dijo Lim. «Esta investigación nos brinda un nuevo marco estructurado para hacer eso en el futuro».

La investigación fue financiada por la Fundación Nacional de Ciencias, la Fundación Lions Hearing, la Beca Interdisciplinaria de la Universidad de Minnesota y los Fondos de inicio de laboratorio de la Universidad de Minnesota.

Investigadores advierten que debemos estar preparados para una Catástrofe Volcánica.

El mundo está «lamentablemente mal preparado» para una erupción volcánica masiva y las posibles repercusiones en las cadenas de suministro globales, el clima y los alimentos, según expertos del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial (CSER) de la Universidad de Cambridge. 

En un artículo publicado en la revista Nature , dicen que existe un «concepto erróneo generalizado» de que los riesgos de grandes erupciones son bajos, y describen la actual falta de inversión gubernamental en el monitoreo y la respuesta a posibles desastres volcánicos como «imprudente».

Personal del Servicio Geológico de Tonga observando el volcán Hunga Tonga–Hunga Ha'apai. Crédito: Servicios Geológicos de Tonga/ZUMA/Alamy

Sin embargo, los investigadores argumentan que se pueden tomar medidas para protegerse contra la devastación volcánica, desde una mejor vigilancia hasta una mayor educación pública y manipulación del magma, y ​​los recursos necesarios para hacerlo están atrasados ​​desde hace mucho tiempo.

“Los datos recopilados de los núcleos de hielo sobre la frecuencia de las erupciones en el tiempo profundo sugieren que existe una posibilidad entre seis de una explosión de magnitud siete en los próximos cien años. Eso es una tirada de dados”, dijo la coautora del artículo e investigadora de CSER, la Dra. Lara Mani, experta en riesgo global.

“Estas gigantescas erupciones han causado un cambio climático abrupto y el colapso de civilizaciones en el pasado lejano”.

Mani compara el riesgo de una erupción gigante con el de un asteroide de 1 km de ancho que se estrella contra la Tierra. Tales eventos tendrían consecuencias climáticas similares, pero la probabilidad de una catástrofe volcánica es cientos de veces mayor que las posibilidades combinadas de la colisión de un asteroide o un cometa.

“Cientos de millones de dólares se inyectan en amenazas de asteroides cada año, sin embargo, existe una grave falta de financiación y coordinación mundial para la preparación para volcanes”, dijo Mani. “Esto necesita cambiar urgentemente. Estamos subestimando por completo el riesgo que representan los volcanes para nuestras sociedades”.

Una erupción en Tonga en enero fue la más grande jamás registrada instrumentalmente. Los investigadores argumentan que si hubiera durado más tiempo, liberado más cenizas y gas, o si hubiera ocurrido en un área llena de infraestructura crítica, como el Mediterráneo, entonces las ondas expansivas globales podrían haber sido devastadoras.

“La erupción de Tonga fue el equivalente volcánico de un asteroide que acaba de perder la Tierra, y debe tratarse como una llamada de atención”, dijo Mani.

Los expertos de CSER citan investigaciones recientes que detectan la regularidad de grandes erupciones mediante el análisis de rastros de picos de azufre en muestras de hielo antiguo. Una erupción de diez a cien veces más grande que la explosión de Tonga ocurre una vez cada 625 años, el doble de lo que se pensaba anteriormente.

«La última erupción de magnitud siete fue en 1815 en Indonesia», dijo el coautor, el Dr. Mike Cassidy, experto en volcanes e investigador visitante de CSER, ahora con sede en la Universidad de Birmingham.

“Se estima que 100.000 personas murieron localmente y las temperaturas globales cayeron un grado en promedio, lo que provocó malas cosechas masivas que provocaron hambrunas, levantamientos violentos y epidemias en lo que se conoce como el año sin verano”, dijo.

“Ahora vivimos en un mundo con ocho veces la población y más de cuarenta veces el nivel de comercio. Nuestras complejas redes globales podrían hacernos aún más vulnerables a los impactos de una gran erupción”.

Las pérdidas financieras de una erupción de gran magnitud serían multimillonarias y de una escala comparable a la pandemia, dicen los expertos.

Mani y Cassidy describen los pasos que, según dicen, deben tomarse para ayudar a pronosticar y gestionar la posibilidad de una erupción que altere el planeta, y ayudar a mitigar el daño de erupciones más pequeñas y frecuentes.

Estos incluyen una identificación más precisa de los riesgos. Solo conocemos la ubicación de un puñado de las 97 erupciones clasificadas como de gran magnitud en el «Índice de Explosividad Volcánica» durante los últimos 60.000 años. Esto significa que podría haber docenas de volcanes peligrosos repartidos por todo el mundo con el potencial de una destrucción extrema, de los que la humanidad no tiene ni idea.

“Es posible que no sepamos ni siquiera sobre erupciones relativamente recientes debido a la falta de investigación sobre núcleos marinos y lacustres, particularmente en regiones desatendidas como el sudeste asiático”, dijo Cassidy. “Los volcanes pueden permanecer inactivos durante mucho tiempo, pero aún así ser capaces de una destrucción repentina y extraordinaria”.

Hay que mejorar el seguimiento, dicen los expertos del CSER. Solo el 27% de las erupciones desde 1950 han tenido un sismómetro cerca de ellas, y solo un tercio de esos datos nuevamente se han ingresado en la base de datos global para «disturbios volcánicos».

“Los vulcanólogos han estado pidiendo un satélite de monitoreo de volcanes dedicado durante más de veinte años”, dijo Mani. “A veces tenemos que confiar en la generosidad de las empresas de satélites privadas para obtener imágenes rápidas”.

Los expertos también piden una mayor investigación sobre la «geoingeniería» de los volcanes. Esto incluye la necesidad de estudiar formas de contrarrestar los aerosoles liberados por una erupción masiva, que podría conducir a un «invierno volcánico». También dicen que se debe emprender el trabajo para investigar la manipulación de bolsas de magma debajo de los volcanes activos.

La fuerza creativa del amor por Jacobo Grinberg

A lo largo de nuestras vidas adquirimos mucho conocimiento, pero la mayor parte de ese conocimiento esta enfocado a un mundo material para tratar de construir una vida plenamente feliz y estable en esta sociedad que hemos construido en la actualidad. Pero en el proceso de esa construcción se ha perdido otros valores que son esenciales para la vida y que han estado presentes desde el inicio de todo esto que podemos comprender. Existen fuerzas en la naturaleza que cohesionan y hacen crecer y otras que repelen y desorganizan. De su sutil equilibrio depende toda nuestra existencia. El neurofisiólogo mexicano Jacobo Grinberg asegura que el amor, la fuerza que unifica y crea, está en retroceso. De nuestro trabajo interior depende que ese equilibrio se mantenga.

La fuerza que lo inicio todo

Desde el origen del universo, una fuerza primordial se ha manifestado dándole dirección a la evolución. A partir de las primeras partículas elementales, la acción de esa fuerza ha provocado una unificación cuyo principio fue la creación del primer átomo, el de hidrógeno, producto de la unión dinámica de un protón y un electrón, y su resultante final: conocido, el cuerpo humano, cúspide de la unificación y complejificación tal y como Teilhard de Chardin llamó al proceso direccional de la tendencia de la energía evolutiva.

«A nivel elemental, esa fuerza se denomina gravitación o fuerza de atracción electromagnética o fuerza de interacción débil o fuerte. Al nivel de la experiencia humana, esa fuerza se denomina amor. Pero esa no es la única fuerza que actúa en el universo. Existe otra, de dirección contraria, la cual en lugar de unir, separa.»

Si sólo existiera una de ellas, la unitiva, todo se colapsaría en una unidad amorfa. Si la repulsiva, el universo se dispersaría después de explotar en mil pedazos. A nivel humano, también se requiere un equilibrio entre dos fuerzas, la del amor y la de la individualización. 

La existencia de una sola de ellas terminaría por hacernos unos con los otros (en el caso del amor sin individualización) o absolutamente egoístas (en el caso de la individualización sin amor). Ambas permiten la riqueza de variedad junto con el sentimiento de unión. Su adecuado equilibrio es la madurez, su desequilibrio (hacia cualquiera de ambas polaridades) sería la catástrofe.

El Desequilibrio

La realidad es holográfica y lo que sucede a nivel planetario es un reflejo y es reflejado a nivel individual. Vivimos, como planeta, en un desequilibrio provocado por un exceso de la fuerza de separación. Esta se manifiesta en múltiples formas, siendo la más grave la guerra. 

Hemos llevado hasta un extremo absurdo el proceso de individualización trasponiendo el límite de su función natural, llegando al egoísmo sin amor. Nos hemos apartado de la fuerza directriz del universo y las consecuencias de este desequilibrio son la muerte y la destrucción que están azotando actualmente el planeta. Es necesario volver al equilibrio y aplicar un contrapeso a esta polarización planetaria.

El Observador

El acto de observar es uno de los más misteriosos acontecimientos. Durante la observación todos los contenidos observables sufren una unificación. Los límites de la observación son desconocidos, puesto que cambian por el entrenamiento. Presumiblemente, si éste es adecuado y profundo, estos límites sufren una expansión que permite unificar los procesos cognitivos, los acontecimientos orgánicos, los procesamientos emocionales, los sonidos e imágenes del entorno, etc.

Es decir, al observar unificamos todo lo observable en el acto de testificación. Puesto que lo observable puede ampliarse, la capacidad de unificación parecería no tener límite conocido. Por todo lo anterior, no es extraño que esta operación de percatación dé como resultado la experiencia y el estado de la conciencia de sí. 

La conciencia de sí se produce cuando ocurre una unificación lo suficientemente poderosa como para interconectar al sujeto de la experiencia con la fuerza unificadora de la evolución. En este portentoso acto de poder, la fuerza del amor es activada.

La Meditación

Meditar, cuando se hace correctamente, llena de amor a quien lo hace precisamente por la misma razón. Cuando se medita en forma adecuada, se activa el proceso de unificación y esta puesta en marcha deeste proceso actúa como un atractor de la fuerza de unificación universal. La conexión con esta fuerza se experimenta como amor.

Pero la conexión con la fuerza de unificación no solamente se produce en una dirección. El sujeto que medita y que por lo tanto unifica en observación, funciona en forma activa no solamente recibiendo la fuerza del amor, sino también otorgándola. Reproduce en su microcosmos la misma corriente cósmica de poder unificador y con ello se convierte en una especie de generador de la misma, alimentando al universo con ella.

Restablecer el Equilibrio

En ningún momento de la historia contemporánea ha sido más urgente restablecer el equilibrio perdido. La fuerza de dispersión egoísta se encuentra exaltada y domina a la de unificación.

Los brazos de la balanza se encuentran en desequilibrio y a punto de salirse de su eje. Se requiere alimentar de amor al cosmos y la técnica de unificación a través de la meditación es una de las más poderosas herramientas para lograrlo. 

El uso de esta herramienta implica el logro de una observación ecuánime y simultánea de un número cada vez mayor de componentes de la experiencia tanto corporales (sensaciones táctiles, pensamientos, emociones, etc.) como extracorpóreos (eventos y acontecimientos del entorno).

De la Conciencia de sí a la Conciencia de unidad

Cuando la observación ecuánime y simultánea de un número suficiente de experiencias es lograda, se activa la conciencia de sí, la cual constituye un primer nivel de unificación, en ella se recupera el sí mismo y se le matiza de amor. Se produce aquí un primer contacto con la fuerza unificadora universal. 

Pero si se continúan añadiendo contenidos de observación al observador consciente, el contacto con la fuerza unificadora se fortalece y llega un momento en el cual la conciencia de sí se transforma en conciencia de unidad. Aquí, el sujeto de la experiencia ya no establece un contacto con la fuerza del amor, sino que se convierte íntegramente en ella; desaparece el observador separado de lo observado para dar lugar a una unión.

Amor

Nuestra verdadera herencia es el amor. Somos el producto más acabado de la fuerza de unificación y nuestro cuerpo es una obra de arte de equilibrio y organización de miles de millones de elementos conjugados en una unidad integrada. Nunca hubiera sido posible llegar a la unidad orgánica de no haber existido una fuerza de unificación en el universo, la cual se comenzó a manifestar desde su creación misma en la explosión primigenia del Bing-Bang. 

Antes de la creación del cosmos todo era unidad perfecta sin diferenciaciones ni divisiones. La creación del espacio, del tiempo y la materia activó un proceso de diferenciación y distanciamiento de unidades dispersas. Sin embargo, algo misterioso en el espacio-tiempo decidió retornar al origen, pero con la ganancia de la conciencia de sí y la creación de un universo millonario en manifestaciones. La fuerza del amor se introdujo al cosmos y ella es la que nos hace ser lo que somos.

La Fuerza del Amor

Nada es más poderoso que ella. Todo sucumbe ante su fascinación porque ella representa lo que siempre ha existido aún desde antes de la creacióndel universo. La mejor forma de vencer es amando. Quien haya ejercido ese derecho sabe a lo que me refiero. El miedo desaparece cuando se le ama. Lo mismo acontece con la confusión o aún con el odio. Todo sucumbe ante la fuerza del amor y se transforma en este. Nada hay más urgente, en la actualidad, que aprender a utilizar esa fuerza. De hecho, la misma supervivencia del planeta depende de nuestra capacidad para engrandecernos en amor.

La Fuerza de Atracción Equilibrio

Observar y amar. Se puede observar sin amar pero no es posible amar sin observar. Para observar sólo se requiere recordar que es posible observar. Pero para amar no es suficiente el recuerdo, es necesario además conectarse primero en uno mismo. Para amar primero se requiere estar en la conciencia de sí y para ello, como se dijo antes, se necesita meditar unificando en la observación lo observado. Recordar que se puede observar es recordar que uno se encuentra, siempre, más allá de toda identidad.

Supongamos que estoy confuso o que tengo miedo. Si recuerdo que puedo observar mi confusión o mi miedo y lo hago, me coloco en la conciencia de sí, ya no identificado con la confusión o el miedo sino percatándome de su existencia. Aquel que se percata, testifica u observa, se encuentra siempre más allá de lo testificado y más cerca de sí mismo, es decir, en la conciencia de sí desde la cual ya no existe identificación con los eventos o las emociones.

A partir de la conciencia de sí surge el amor porque no es posible amar en identificación, sino a partir de un sí mismo sano. La conciencia de sí no es el ego por la sencilla razón de que el ego se puede observar desde la conciencia de sí. El ego es identidad mientras que el sí-mismo es amor. Desde el ego no se puede amar, sólo poseer. 

Desde la conciencia de sí no se puede poseer, sólo amar. El observador no puede observar, el que afirma lo contrario confunde una identidad o un contenido de la experiencia con el observador. Por lo tanto, no existen cadenas infinitas de observadores sino sólo uno. Se comprende aquí que la tendencia a la unificación posee dirección y la razón que permite afirmar que el observador es el guía de esta dirección. 

La razón es simple; el observador siempre se encuentra en el siguiente eslabón y el siguiente eslabón al conquistarse se convierte en un contenido de observación del siguiente eslabón. 

Cada paso se unifica en el siguiente y la observación, además de poseer dirección, magnifica la totalidad unificada. En esta dirección de unificación cada paso activa otra cualidad de la experiencia, la que es impredecible a partir del eslabón previo. En cierto momento se traspasa un umbral y la conciencia de sí se convierte en conciencia de unidad.

En la conciencia de unidad, el yo pierde límites y se expande hasta el grado en el cual el conocimiento, el conocedor y lo conocido se vuelven lo mismo. Al conocerse a sí mismo, el sujeto conoce todo puesto que todo acontece dentro de sí. 

No existe aquí lo interno separado de lo externo ni el observador diferente de lo observado. La experiencia con respecto al mundo es que uno mismo es el mundo en una unión extraña en la que no hay simbiosis pero tampoco separación. 

Allí se comprende que «la imagen se ve a sí misma» y simultáneamente uno existe como individuo. Todo en la vivencia de unión es amor y todo es Uno.

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NEUROFISIÓLOGO Y PSICÓLOGO

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Científicos exigen acción climática de urgencia: ‘Hemos estado tratando de advertirles’

Científicos de varios países han protestado para exigir una acción real del gobierno sobre el cambio climático, y algunos se involucraron en actos atroces de desobediencia civil, como encadenarse a la puerta del banco o meter la mano en un edificio del gobierno.

«Estoy dispuesto a correr el riesgo por este hermoso planeta, por mis hijos», dijo a Insider el científico de biología de sistemas y cambio climático de la NASA, Peter Kalmus. «Llevamos décadas intentando advertirles que estamos al borde de un maldito desastre, y nos han ignorado».

Es por eso que Kalmus y otros tres se encadenaron a un edificio de oficinas del Chase Bank (JPMorgan Chase ha invertido más dinero en combustibles fósiles que cualquier otro banco) la semana pasada en Los Ángeles. Kalmus, junto con un físico, un ingeniero y un profesor de ciencias, fueron arrestados por la policía de Los Ángeles vestidos con ropa antidisturbios, según LAist .

¿Qué podría frenar el cambio climático?

Aunque los expertos advierten que el tiempo se acaba, un estudio científico reciente aseguró que se podría lograr la meta de un aumento de 2°C en la temperatura del planeta. Claves para detener la catástrofe climática.

Un informe emitido por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que reporta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) , que afirmaba: “ Es ahora o nunca ”.

El tiempo se acaba y el planeta ha aumentado 1,1° C. El límite está fijado entre 1,5° C y 2° C a finales de este siglo, si se superan estas cifras, el resultado será irreparable: el clima catástrofe. Sin embargo, algunas acciones han sido etiquetadas como positivas por los científicos, ya que un grupo de investigadores ha afirmado que estos objetivos son alcanzables.

Las emisiones de gases de efecto invernadero de la quema de combustibles fósiles han elevado las temperaturas globales, dicen los expertos. En el Acuerdo de París, cerca de 200 países acordaron, aunque de manera no vinculante, un límite entre 1,5 °C y 2 °C. Más de 265 científicos, de 65 países, analizaron la situación global, asegurando que la mitigación y existen medidas de cero emisiones para evitar una catástrofe climática. En resumen, si las emisiones no alcanzan el tope y no comienzan a disminuir para 2025, es decir, en 3 años, este difícil resultado está casi garantizado.

La solución: Energías renovables y ciudades verdes

Aunque el futuro parece sombrío, todavía hay algunos puntos brillantes. Según el informe del IPCC, el objetivo aún es alcanzable, pero depende del compromiso de los países. Sin embargo, la reducción del coste de instalación y producción de energías renovables y un futuro verde para las ciudades permitirán alcanzar este objetivo. El documento difundido dejaba algunos puntos positivos, como la caída de los costes de las energías renovables y la posibilidad de que se lleven a cabo actuaciones en las ciudades que las hagan más verdes. Esto podría conducir a una disminución en la generación de dióxido de carbono, que es el principal responsable de esta situación.

Las ciudades están habitadas por personas, industrias, fábricas y transporte. Con esto en mente, los expertos del IPCC han enfatizado la importancia de transformar las megaciudades con espacios más verdes y sostenibles. Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 99% de la población mundial respira aire de mala calidad, lo que provoca más de 13 millones de muertes cada año por causas ambientales prevenibles.

Según algunas estimaciones científicas, a finales de este siglo, el 85% de la población mundial vivirá en grandes ciudades. Algunos incluso vivirán en las llamadas «megaciudades». Sin embargo, estas ciudades ahora están inundadas de cemento, hierro y concreto, materiales que no absorben dióxido de carbono como los árboles y los espacios verdes. Incluso la mayor parte de la energía consumida se basa en combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).

Desde 1990, según el informe del IPCC, los edificios urbanos han aumentado sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50%. Junto con las energías renovables, los expertos advierten que estas megaciudades podrían reducir su producción casi a cero. La metodología sería ecologizar estas ciudades con el doble objetivo de capturar CO2 y, además, no rechazarlo.

Según algunas estimaciones, este objetivo es en gran medida alcanzable, ya que el 60 % de los edificios que formarían parte del escenario urbano de 2050 aún no se han construido. Es por esto que advierten sobre la importancia de utilizar los materiales de manera más eficiente, con reutilización y reciclaje; es decir, permiten minimizar los residuos. Cabe señalar que, desde el IPCC, han indicado que los materiales cuya producción no produce gases de efecto invernadero aún se encuentran en etapa de análisis o en espera de aprobación para ingresar al mercado.

Pero eso no es todo, gracias a la pandemia en algunos países se ha demostrado que el movimiento de los trabajadores a sus puestos de trabajo puede verse reducido. Incluso señalan los beneficios ecológicos de los viajes mínimos, como dicen los científicos cuando hablan de los beneficios de las «ciudades compactas de alta densidad» donde las personas pueden ir a su destino caminando o en bicicleta en 15 minutos.

Los expertos también advierten que es necesario detener el desarrollo horizontal de las ciudades para centrarse en edificios verticales, que pueden maximizar los espacios verdes. Incluso destacan la importancia de adecuar y actualizar los edificios existentes. Mientras tanto, cuando se trata de transporte, señalan la importancia de cambiar a vehículos eléctricos bajos en carbono.

Sin embargo, los expertos aseguran que esta meta se logrará si los países cumplen con la reducción de emisiones de carbono para 2030 y, además, logran transformar sus países en países “cero emisiones” a mediados de este siglo. Cabe señalar que incluso si se alcanza la meta de 2°C, el planeta sufrirá cambios profundos. Según explican, con este incremento, habrá eventos climáticos extremos, habrá extinción de animales y plantas, habrá derretimiento de los hielos polares; Impactos que afectarán directamente a la humanidad Hasta la fecha, según cifras de Naciones Unidas, más de 30 millones de personas han sido desplazadas como consecuencia del cambio climático.

Malte Meinshausen, autor principal del estudio y profesor de clima en la Universidad de Melbourne, dijo: “Podemos mantener el calentamiento por debajo de la marca simbólica de 2 grados con promesas sobre la mesa. Esto, por supuesto, significa que los países siempre cumplen sus promesas. «Por supuesto, un mundo de 2 grados obliga a los países a cumplir lo que prometen.

¿Cuál es la fuente de energía de los electrones para girar alrededor del núcleo de un átomo?

¿Cómo siguen girando los electrones alrededor del núcleo sin disminuir la velocidad? esta fue una pregunta candente a principios del siglo XX, y la búsqueda de la respuesta finalmente condujo al desarrollo de la mecánica cuántica. A principios del siglo XX, después de innumerables experimentos, los físicos apenas comenzaban a armar una imagen coherente del átomo .

Se dieron cuenta de que cada átomo tenía un núcleo denso, pesado y con carga positiva rodeado por una nube de pequeños electrones con carga negativa. Con esa imagen general en mente, su próximo paso fue crear un modelo más detallado.

En los primeros intentos de este modelo, los científicos se inspiraron en el sistema solar , que tiene un «núcleo» denso (el sol ) rodeado por una «nube» de partículas más pequeñas (los planetas). Pero este modelo introdujo dos problemas significativos.

Por un lado, una partícula cargada que se acelera emite radiación electromagnética . Y debido a que los electrones son partículas cargadas y se aceleran durante sus órbitas, deberían emitir radiación. Esta emisión haría que los electrones perdieran energía y rápidamente entraran en espiral y chocaran con el núcleo, según la Universidad de Tennessee en Knoxville .(se abre en una pestaña nueva). A principios de 1900, los físicos estimaron que una espiral interna de este tipo tardaría menos de una trillonésima de segundo, o un picosegundo. Dado que los átomos obviamente viven más de un picosegundo, esto no iba a funcionar.

Un segundo problema más sutil tenía que ver con la naturaleza de la radiación. Los científicos han sabido que los átomos emiten radiación, pero lo hacen a frecuencias específicas muy discretas. Un electrón en órbita, si siguiera este modelo del sistema solar, en cambio emitiría todo tipo de longitudes de onda, contrariamente a las observaciones.

La mecánica cuántica

El famoso físico danés Niels Bohr fue la primera persona en proponer una solución a este problema. En 1913, sugirió que los electrones en un átomo no podían tener cualquier órbita que quisieran. En su lugar, tenían que fijarse en órbitas a distancias muy específicas del núcleo, según la entrada de la cita del Premio Nobel para su premio posterior.(se abre en una pestaña nueva). Además, propuso que había una distancia mínima que podía alcanzar un electrón y que no podía moverse más cerca del núcleo.

No sacó estas ideas de un sombrero. Un poco más de una década antes, el físico alemán Max Planck había propuesto que la emisión de radiación podría «cuantificarse», lo que significa que un objeto solo podría absorber o emitir radiación en partes discretas y no tener el valor que quisiera, según la referencia de HyperPhysics . página en la Universidad Estatal de Georgia(se abre en una pestaña nueva). Pero el tamaño más pequeño de estos fragmentos discretos era una constante, que llegó a conocerse como la constante de Planck. Antes de esto, los científicos pensaban que tales emisiones eran continuas, lo que significaba que las partículas podían radiar a cualquier frecuencia.

La constante de Planck tiene las mismas unidades que el momento angular, o el momento de un objeto que se mueve en un círculo. Entonces Bohr importó esta idea a los electrones que orbitan alrededor de un núcleo, diciendo que la órbita más pequeña posible de un electrón sería igual al momento angular de exactamente una constante de Planck. Las órbitas más altas podrían tener el doble de ese valor, o tres veces, o cualquier otro múltiplo entero de la constante de Planck, pero nunca una fracción de ella (por lo tanto, no 1.3 o 2.6 y así sucesivamente).

Se necesitaría el desarrollo completo de la mecánica cuántica para comprender por qué los electrones tenían una órbita tan mínima y órbitas más altas claramente definidas. Los electrones, como todas las partículas de materia, se comportan tanto como partículas como como ondas. Si bien podemos imaginar un electrón como un pequeño planeta que orbita alrededor del núcleo, podemos imaginarlo fácilmente como una onda que envuelve ese núcleo.

Las ondas en un espacio confinado tienen que obedecer reglas especiales. No pueden tener cualquier longitud de onda; deben estar hechos de ondas estacionarias que encajen dentro del espacio. Es como cuando alguien toca un instrumento musical: si sujeta los extremos de una cuerda de guitarra, por ejemplo, solo encajarán ciertas longitudes de onda, lo que le dará notas separadas. De manera similar, la onda de electrones alrededor de un núcleo tiene que encajar, y la órbita más cercana de un electrón a un núcleo viene dada por la primera onda estacionaria de ese electrón.

Los desarrollos futuros en mecánica cuántica continuarían refinando esta imagen, pero el punto básico permanece: un electrón no puede acercarse más a un núcleo porque su naturaleza mecánica cuántica no le permitirá ocupar menos espacio.